Samuel Aguirre Ochoa
El pasado martes 7 de noviembre, la Cámara de Diputados federal aprobó en lo general el Presupuesto de Egresos de la Federación del año 2024, con una mayoría de 262 votos a favor de los diputados de Morena, el Partido Verde y el PT, mientras que los diputados de los partidos de la oposición sumaron 216 votos en contra.
Por quinto año consecutivo los diputados de Morena se comportaron como simples empleados del presidente de la República y no actuaron como representantes populares, traicionando los intereses de la gente que votó por ellos. Pregunto, ¿acaso vieron a los diputados federales realizando algún foro para preguntarle a sus representados en los distritos cuáles eran sus necesidades y prioridades? La respuesta seguramente será que no, porque a los diputados morenistas lo que menos les interesa son las necesidades de la población.
López Obrador y un reducido grupo de empleados de la Secretaría de Hacienda decidieron la forma en cómo se gastará el dinero de nuestros impuestos en el 2024, dejando fuera del Presupuesto de Egresos las necesidades de millones de mexicanos humildes que exigen más obras de beneficio colectivo para sus pueblos y colonias, que exigen apoyos porque fueron afectados por desastres naturales y servicios indispensables como la salud y la educación pública.
Otra vez la mayor parte del dinero del Presupuesto de Egresos de la Federación se destinó a las obras faraónicas del presidente, al pago de los intereses de las deudas del gobierno y a los programas clientelares.
Paradójicamente se trata del Presupuesto de Egresos más caro de todo lo que va del siglo, pues el gobierno federal se propone gastar 9.6 billones de pesos el próximo año, de los cuales, un poco más de 1.7 billones provendrán de una nueva deuda pública que López Obrador propuso contraer con bancos privados e instituciones crediticias mundiales, hecho que implica, que cada 21 pesos de lo que gaste este gobierno en 2024 será de esta deuda, según lo informó el diario El Economista.
Pregunta ¿en qué se gastará el presidente López Obrador el dinero de todos los mexicanos en el 2024? Respuesta: el 80% del presupuesto, algo así como 7 billones de pesos, forma parte del llamado gasto no programable que se utilizará mayormente en el pago de intereses de las deudas contratadas en años anteriores y en las pensiones de los jubilados del gobierno federal. Mientras que la mayor parte de los restantes 2 billones de pesos, del llamado gasto programable, se utilizarán principalmente con fines electorales, porque no hay que olvidar que el próximo año hay elecciones para elegir presidente de la República, gobernadores, senadores y diputados.
En este contexto electorero fue que el actual gobierno incrementó los montos destinados a sus dos programas asistenciales favoritos: más de 465 mil millones al programa de pensiones para adultos mayores y más de 4 mil millones de pesos al presupuesto para las Becas Benito Juárez, programas con los cuales Morena se prepara para garantizar el voto de los adultos mayores y de los jóvenes de bachillerato, muchos de los cuales votaran por primera vez. Algo inmoral, pues no debe lucrarse con estos apoyos.
En muchas ocasiones hemos dicho que los antorchistas no estamos en contra de estos programas sociales de este gobierno ni de los anteriores, sin embargo, también consideramos que no son suficientes ni verdaderamente efectivos para combatir la pobreza o disminuir la desigualdad social en México, toda vez que los indicadores para medir estos fenómenos así lo indican y en nuestro quehacer diario lo vivimos todos los días.
Hemos denunciado que el gobierno morenista utiliza dichos programas para chantajear a la población necesitada, pues a través de los Servidores de la Nación amenazan a los beneficiarios para que voten por los candidatos de Morena y acudan como acarreados a sus mítines, pues de lo contrario los amenazan con quitarles estas ayudas.
También hemos denunciado que dichos programas son una forma de desorganizar y desmovilizar a los sectores populares y, de esta forma, llevarlos a que no le exijan a los gobiernos estatales y federal la construcción de obras y servicios de beneficio colectivo, obras de gran calado en sus pueblos y comunidades, tales como clínicas, hospitales, pavimentaciones de calles, construcción de sistemas de agua potable, de drenaje, de electricidad, de carreteras, escuelas, centros deportivos y culturales, etc. Obras que no pueden construirse con el dinero de las tarjetitas porque requieren inversiones grandes, pero que sí ayudan a la gente a mejorar su calidad de vida.
Otra parte importante del Presupuesto de Egresos se destinó a la conclusión de las obras preferidas por el presidente López Obrador: más de 126 mil millones de pesos para la conclusión del Tren Maya, tren en el que no viajaran obreros para trasladarse a sus trabajo en las fábricas de manera rápida y barata, pues la península de Yucatán no es zona industrial; ni tampoco viajarán campesinos, jornaleros ni tianguistas; viajarán, en el mejor de los casos, turistas, mayoritariamente extranjeros y, por supuesto, adinerados. Es decir, viajarán en ese tren los ricos.
La otra obra a la que se le inyectaran carretadas de dinero será a la refinería de Dos Bocas, formalmente inaugurada hace más de un año pero que sigue sin producir ni un solo litro de gasolina: este año se le destinaron más de 170 mil millones de pesos, a pesar de que ya se ha gastado más del doble de lo que originalmente se presupuestó y de que existen serias acusaciones de corrupción en el manejo de estos recursos por parte de Rocío Nahle García, quien hasta hace unos meses fue secretaria de Energía y encargada de la construcción de esta refinería.
Mientras que, rubros tan importantes como la salud y la educación pública han quedado totalmente olvidados. El gasto del gobierno en materia de salud el próximo año será de apenas 2 por ciento del Producto Interno Bruto, siendo que los países más desarrollados invierten por lo menos el 6% de su PIB.
Lo que significa que nuevamente no habrá dinero para comprar medicinas para los centros de salud y hospitales públicos, mucho menos para rehabilitarlos y ni hablar de construir nuevos. Es más, la tan cacareada propuesta del presidente de construir una “mega farmacia” que contenga todos los medicamentos del mundo para que no exista escases en México, quedó en pura palabrería pues en el Presupuesto de Egresos 2024 no aparece ni un peso destinado para financiar tan ambicioso proyecto.
Por otro lado, el presupuesto para educación creció en apenas 1%, y de éste, el 85% se gastará en el pago de la burocracia del gobierno y no habrá suficiente dinero para construir aulas dignas, ni bibliotecas, centros de cómputo, bardas perimetrales, techados o canchas de usos múltiples. No hay presupuesto tampoco para la educación de los niños pequeños, pues al gobierno no le preocupa la fundación de un sistema nacional de guarderías que cuide, eduque y alimente durante buena parte del día a todas las criaturas cuyos padres trabajan la mayor parte del día y no hay ni se proyecta en un futuro cercano la reiniciación de las escuelas de tiempo completo.
Ni un centavo se proyecta para fundar internados de nivel media superior que propicien la disciplina, la convivencia colectiva, las actividades deportivas y artísticas que serían un antídoto poderoso contra la ociosidad, la vagancia, el alcoholismo y la drogadicción que tienen alarmados a millones de padres de familia. Mucho menos para fundar o financiar albergues estudiantiles en donde puedan vivir los hijos de los obreros y campesinos, mientras estudian una carrera universitaria en alguna de las capitales de los estados o en el centro del país, pues son millones los jóvenes de las zonas marginadas los que se quedan sin estudiar por no poder pagar una pensión o la colegiatura de alguna escuela privada al no quedar en las instituciones públicas.
Tampoco hubo incremento para las universidades públicas estatales y de las Universidades del Bienestar lo único que se sabe son las innumerables protestas de los estudiantes por la falta de maestros, de instalaciones dignas y falta de validez oficial de sus estudios.
Por esta razón, el pasado 8 de noviembre más de 4 mil jóvenes integrantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) protestaron frente a la Cámara de Diputados en la Ciudad de México y también realizaron cadenas humanas en todas las capitales de los 32 estados del país, denunciando la falta de mayor presupuesto para la educación de todos los niños y jóvenes de México.
El presupuesto para la inversión en infraestructura física sufrió un grave recorte, que asciende a 23.9%, por lo que nuevamente, como ha ocurrido desde el 2018, no se construirá obra pública suficiente. De los 889 mil millones en inversión física de obra pública, la tercera parte se destinará a las obras presidenciales ya mencionadas.
La prioridad del gobierno morenista no es, pues, mejorar la vida de los mexicanos humildes; la corrupción que dijeron iban a combatir, sigue igual o peor que antes, pues la mayoría de los funcionarios de origen morenista se están enriqueciendo con dinero de nuestros impuestos.
Solo así puede explicarse que los diputados morenistas aprobaran sin ningún cambio la propuesta de Presupuesto de Egresos del presidente López Obrador y que se negaran incluso a destinar recursos adicionales para atender a los más de 800 mil damnificados que dejó el huracán Otis en Guerrero. No habrá un programa de reconstrucción más allá de la zona en donde se encuentran los hoteles de lujo, los grandes restaurantes y bares de los potentados de México, dejando a su suerte a los más pobres que viven en las colonias populares y en los pueblos campesinos.
La aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 nuevamente deja claro realmente para quién gobierna Morena, una vez más queda en evidencia que se trata de un gobierno falsamente progresista, por lo que se hace necesario desenmascararlos para que la gente los conozca tal como son y también se hace sumamente necesario pensar muy bien a quién otorgarle nuestro voto en las elecciones de 2024, pues de lo contrario al pueblo trabajador y humilde de México le esperan más años de penuria y atraso. Debemos sumar nuestras fuerzas para no permitir otro sexenio más de saqueo y robo de los morenistas a la Nación.