LA LUCHA DEL MAGISTERIO NACIONAL

Samuel Aguirre Ochoa

Un saludo afectuoso y una felicitación a las maestras, a los maestros y a todos los trabajadores del sector educativo hoy que celebran su día; mi reconocimiento al gran esfuerzo que realizan en la formación de la conciencia de los niños y jóvenes, por transmitir el conocimiento científico y tecnológico a millones de seres que se están formando con el propósito de convertirse en profesionistas que impulsen el desarrollo de nuestro país. ¡Muchas felicidades a todos!

En México se celebra el día del maestro desde 1918 el 15 de mayo, a raíz de un decreto del presidente Venustiano Carranza y desde siempre se han dado muchas luchas en torno a sus condiciones laborales, luchas que siguen siendo necesarias el día de hoy.

El magisterio nacional es víctima de la carencia de presupuesto suficiente para generar mejores condiciones laborales para los maestros y para atender todas las necesidades de los centros educativos. Es víctima también de los constantes cambios en los planes y programas de estudio, diseñados principalmente para satisfacer las necesidades ideológicas de los gobiernos en turno, dejando de lado el verdadero conocimiento para construir una patria más prospera y justa.

Esta situación no ha cambio de forma sustancial durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que sus voceros digan lo contrario. Las condiciones laborales de los maestros hoy en México siguen siendo malas, a pesar de que el 15 de mayo de 2022 el presidente López Obrador anunció que habría incremento salarial para todos los maestros del país. Dijo, que dicho incremento se aplicaría de forma escalonada del tres, dos y uno por ciento, con respecto al salario vigente en ese momento, es decir, que quienes ganaban salarios más bajos recibirían un mayor incremento, mientras que los que ganaran más tendrían un incremento menor. Con esto se buscaba homologar las percepciones de todos los docentes del país, para que todos alcanzaran un promedio de 14 mil 300 pesos mensuales.

Estos incrementos serían adicionales al aumento que normalmente se hace cada año como consecuencia de la inflación y, por tanto, ya sumados ambos llegarían por primera vez al 7.5% de incremento, un porcentaje histórico para el magisterio. Esta promesa presidencial fue recibida con optimismo por parte del magisterio y fue bien vista por muchos analistas especializados, quienes consideraron que se trataba de una medida justa.

Sin embargo, la realidad demostró que se trataba de buenas intenciones y demagogia, pues no hubo tal incremento salarial para los maestros, y, en su lugar, a finales de 2022, se hizo un solo pago llamado “Bono del Bienestar”.

Como sabemos, la homologación salarial aplicó únicamente para el personal de apoyo, de intendencia y los administrativos, cuyo salario real, libre de impuestos, subió de 7 mil pesos en promedio a poco más de 12 mil pesos mensuales, no alcanzando los 14 mil 300 pesos prometidos por el presidente.

La promesa del presidente no se cumplió y los maestros mexicanos continúan entre los peor pagados de entre todos los países del mundo. El maestro mexicano gana apenas la mitad de lo que ganan los maestros en países como Estados Unidos o Canadá, a pesar de que el número de alumnos que atienden duplica al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según datos proporcionados por esta organización internacional, un maestro de educación infantil y primaria, con al menos 15 años de experiencia, tiene un sueldo promedio anual en México de 33 mil 906 dólares, lo que representa menos de la mitad de los 71 mil 663 dólares anuales que gana un docente en Canadá o los 62 mil 102 dólares que gana un maestro en Estados Unidos durante un año.

Existe una diferencia abismal entre lo que se le paga y lo que se le debería pagar al maestro mexicano.

A esto se suma, el hecho de que la proporción de alumnos por maestro y el tamaño promedio de los grupos de estudiantes en México casi duplica los niveles promedio del resto de países de la OCDE. Por ejemplo, a nivel primaria cada maestro mexicano atiende en promedio 25 estudiantes y en secundaria a 27, cuando el promedio de los países de la OCDE es de un maestro por cada 14 alumnos en primaria y un maestro para cada 13 estudiantes en el nivel de secundaria.

No es difícil entender, que el mayor tamaño de los grupos en nuestras escuelas multiplica notablemente el trabajo de los docentes fuera del aula; por ejemplo, a la hora de preparar sus clases, al elaborar su material didáctico y audiovisual, con la revisión de tareas y exámenes de los estudiantes, entre otras cosas. Esta sobrecarga de trabajo tiene que afectar, por fuerza, la calidad de la exposición dentro del aula y, por tanto, el aprovechamiento de los alumnos.

Los maestros saben que fueron engañados con la contrareforma educativa promovida por el presidente López Obrador, pues no hubo ningún cambio trascendental en el sistema de asignación de plazas en el nivel básico y horas-clase para los docentes del nivel medio superior. El Instituto Nacional para la Evaluación en la Educación no fue eliminado, únicamente fue camuflado con el nombre de Unidad del Sistema para la Carrera de los Maestros y las Maestras (USICAMM), que sigue siendo un obstáculo para que los maestros puedan obtener mejoras salariales y la basificación en sus centros laborales.

Esta situación se refleja con mayor claridad en la mayoría de los subsistemas de bachillerato descentralizado, como los Cobaev y CECyTEV en el caso de Veracruz, en donde hasta el año 2018 un maestro que llegaba a cubrir horas-clases vacantes en un centro de trabajo podía basificarse en esa escuela, si cumplía el requisito de laborar ininterrumpidamente 181 días, algo así como dos semestres hábiles del calendario escolar. A partir de la reforma del 2019 esto ya no es posible, ahora todas las horas-clase vacantes son asignadas por el sistema de USICAMM, pero únicamente a docentes de nuevo ingreso y no se permite que los maestros que ya se encuentran laborando en el subsistema en cuestión puedan concursar para ocupar estos espacios, aun cuando los docentes tengan pocas horas asignadas.

Lo más grave de estos subsistemas es que no existen posibilidades de crecimiento para los docentes que tienen pocas horas, mientras que los nuevos docentes que se incorporan prácticamente están imposibilitados para obtener la basificación de su plaza, pues se les contrata únicamente por 5 meses y medio, periodo al final del cual deben presentar un nuevo examen si quieren renovar su contrato. Esto demuestra, que la política laboral del gobierno mexicano en el sistema educativo es totalmente neoliberal, pues niega derechos laborales conquistados por los trabajadores de la educación a lo largo de décadas de lucha.

Estos problemas se agravan aún más en los sistemas educativos estatales. En Veracruz no se han hecho nuevas recategorizaciones durante todo el tiempo que ha gobernado Morena, lo que mantiene en espera a los más de 137 mil docentes que pertenecen al sistema estatal y, además, los maestros estatales no tienen derecho a la prestación de vivienda a diferencia de los federales como el Infonavit o el Fovisste. A los sindicatos magisteriales se les ha negado el derecho a presentar nuevas propuestas de creación de plazas u horas-clases, conforme el techo presupuestal que el gobierno estatal está obligado por ley a otorgar, a pesar de que la demanda de nuevos docentes y de personal crece constantemente en las escuelas.

El gobierno encabezado por Cuitláhuac García Jiménez aplica una sistemática política de represión y de coacción al magisterio veracruzano: hay quejas de los maestros que se les amenaza con despidos o descuentos si participan en manifestaciones públicas o acciones de protesta; se ejerce una vigilancia policial sobre sus redes sociales para que no ejerzan su libertad de expresión y, en últimas fechas, funcionarios del gobierno han estado llamando a los maestros, uno por uno, exigiéndoles que voten por la candidata de Morena, Rocío Nahle García.

Por desgracia algunos sindicatos han asumido una actitud servil frente al actual gobierno y utilizan a sus agremiados para que sus líderes charros obtengan beneficios personales y políticos, obligando a los maestros a que acudan a las diversas actividades que organiza Morena en Veracruz.

El magisterio nacional y veracruzano no se merece este trato de abuso del poder, es urgente que sus demandas laborales sean plenamente satisfechas pues de lo contrario no podrán aspirar a mejorar sus condiciones de vida y el sistema educativo nacional. Razón por la cual hago un llamado respetuoso a los maestros de Veracruz y del país a que el próximo 2 de junio, actúen con dignidad, resistan las presiones del gobierno y voten libremente, pensando en el bien de todas las clases trabajadoras de México. De no hacerlo, todos viviremos otros 6 años de promesas incumplidas, de maltrato, de represión laboral y política. Actuemos, pues, con valor y dignidad maestras y maestros veracruzanos.