Veracruz sin obra pública

Andi Uriel Hernández Sánchez

Desde el sexenio pasado, la falta de inversión en obras públicas y servicios básicos en los pueblos y colonias de Veracruz golpeó duramente a los veracruzanos. Sin embargo, el problema no parece corregirse con la actual administración, por el contrario, la situación se está volviendo más grave. Según los datos del Tercer Informe Trimestral del 2025 de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), únicamente se ha utilizado el 13.3% del presupuesto para infraestructura de que dispone el gobierno, equivalente a 4 mil 300 millones de pesos, cifra de por sí insuficiente para atender todas las necesidades que hay en el estado.

A diferencia de otros temas sensibles para la administración, la gobernadora Rocío Nahle García tuvo que aceptar tanto en su evento público por la presentación del Primer Informe de Gobierno, el 30 de noviembre, como en su comparecencia en la Cámara de Diputados del 03 de diciembre. Aunque en ambas ocasiones, la mandataria se refirió únicamente al rezago en la rehabilitación y asfaltado de las carreteras, la falta de inversión se resiente en todas las áreas.

No puede ser de otra manera, puesto que, desde el mes de marzo, la gobernadora Nahle García decidió centralizar toda la asignación y ejecución de la obra pública estatal en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), encabezado por el ingeniero Leonardo Cornejo Serrado, colaborador cercano y de todas las confianzas de la gobernadora, pues operó junto con ella la construcción de la refinería Dos Bocas.

Con este cambio en la administración pública, las dependencias que anteriormente disponían de recursos para infraestructura, sufrieron recortes y perdieron dicha facultad, por ejemplo, el caso de las obras educativas que hacía la SEV a través del Instituto de Espacios Educativos, o la inversión en clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud o proyectos de rellenos sanitarios de la Secretaría de Medio Ambiente, entre otros.

El retraso en la aplicación de los recursos para obras públicas, fue explicado como simple resultado del proceso de organización administrativa sufrida en la SIOP y se hizo el compromiso de que para marzo de 2026 se realizarán todas las obras faltantes, algo que se ve poco creíble. A todos preocupa que se repita el esquema de subejercicios en el que permanentemente cayó el gobierno de Cuitláhuac García, mediante el cual año con año regresaba millones de pesos a la tesorería de la Federación sin que se supiera el destino posterior de esos recursos, si se invertían en favor de los mexicanos o si terminaban en los bolsillos de los funcionarios morenistas

Sería muy penoso que la administración actual estuviera repitiendo el mismo esquema. Pues la supuesta re ordenanza administrativa tampoco explica el supuesto sobrecosto en las pocas obras realizadas durante el año, así como la falta de atención a los ciudadanos o autoridades municipales para plantear las necesidades de obras públicas que hay en sus comunidades.

Es más, los propios diputados locales de Morena, PT y Verde reclamaron al secretario de la SIOP, Leonardo Cornejo, durante su comparecencia en el Congreso Local, que en la dependencia a su cargo hay orden expresa de no responder las solicitudes que reciben, ni las peticiones de audiencia, aunque provengan de los propios legisladores de la 4T.

La SIOP se convirtió en súper secretaría, con amplias facultades y mucho dinero, que decide de manera discrecional cómo y con quién gasta esos recursos, sin escuchar las opiniones de los diferentes sectores sociales, legisladores, autoridades municipales u organizaciones. En menos de un año, esta dependencia ha sido señalada por beneficiar de forma directa a un puñado de 19 empresas para construir la poca obra pública, empresas con las cuales Leonardo Cornejo trabajó desde sus tiempos como responsable de la refinería Dos Bocas. (https://lasillarota.com/estados/2025/10/4/con-rocio-nahle-19-empresas-concentran-60-del-presupuesto-de-obra-publica-en-veracruz-560294.html)

Es natural que surjan suspicacias, pues la refinería de Dos Bocas fue una de las obras del sexenio del ex presidente López Obrador que más observaciones sobre pagos no justificados y sobrecosto por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Además, conforme pasaron los años se fue incrementando su presupuesto inicial de forma exorbitantemente, pasando de 8.9 mil millones de dólares a 20.9 mil mdd, al final, resultó 162% más cara de lo que se nos dijo. Un hecho al que muchos han señalado como prueba de que en Dos Bocas hubo un desvío millonario de recursos públicos. ¿Podríamos estar ante un esquema similar en Veracruz? Solo el tiempo puede aclarar las cosas.

Lo que es cierto es que mientras continúen los retrasos en la construcción y rehabilitación de las obras prometidas por la administración estatal y la inversión sea insuficiente para atender rezagos históricos en todas las regiones del estado, a nadie debería sorprender ni enojar las constantes y cada vez más numerosas protestas y manifestaciones por todo el territorio veracruzano.

Hace pocos días, campesinos y transportistas de los municipios de la sierra de Soteapan, se manifestaron por cerca de 12 horas en dos tramos carreteros uno de sus reclamos centrales era la urgente reparación de las carreteras y caminos que dan acceso al sur de la entidad y que comunican a las comunidades serranas. Como la destrucción del asfaltado está a ojos vista, sus reclamos fueron apoyados unánimemente por la población, a pesar de los intentos de algunos pasquines y lacayos del gobierno por desvirtuarla. La autoridad estatal tardó mucho en atenderlos y los atendió hasta el día siguiente, los representantes del gobierno hicieron compromisos muy endebles, pero confesaron que el problema principal es la falta de dinero para obras. Nada dijeron sobre el millonario presupuesto que tiene la SIOP y que corre el riesgo de perderse. De todos modos, los manifestantes se mantendrán a la expectativa de que sus demandas sean correctamente atendidas.

No hay más camino para los veracruzanos que deseen el progreso material de sus pueblos y colonias, la realidad nos va empujando a darnos cuenta de que la única forma en cómo podemos evitar que las autoridades pierdan el rumbo es la organización y la protesta pública, impedirlo es un error mortal para el propio gobierno.