Samuel Aguirre Ochoa
El próximo domingo 8 de junio se conmemorará, como cada año, el Día de los Mártires Antorchistas en Tecomatlán, Puebla. En esa fecha rendiremos un merecido homenaje a los cientos de hombres y mujeres antorchistas que lucharon hasta el final de sus vidas al frente de la lucha de las clases trabajadoras del país por mejorar su calidad de vida.
De ese grupo de hombres y mujeres que se están preparando en el terreno teórico y en la práctica para hacer de la lucha revolucionaria su verdadera profesión, revolucionarios profesionales, que dediquen su energía y su vida a educar políticamente y a organizar a las clases trabajadoras de México. Para que los obreros y los campesinos comprendan que ellos son los creadores de la riqueza nacional a pesar de lo cual son los que viven en peores condiciones; para que la población en general entienda que el actual sistema económico no está generando empleos suficientes, razón por la cual 6 de cada 10 mexicanos sobreviven en el sector informal, por lo que muchos tienen que emigrar a otros países; que es falso que el gobierno represente a toda la población por igual pues solo representa los intereses de los poderosos, a pesar de que sus ideólogos de dientes para afuera digan otra cosa y que, algo muy importante, es posible salir de este sistema económico si la gente toma conciencia de ello y se decide a hacerlo.
Algunos de esos líderes antorchistas nos fueron arrebatados por la acción criminal de los grupos caciquiles de poder económico y político que les quitaron la vida para intentar frenar el crecimiento de la Organización, pero también reconocemos a muchos de ellos que entregaron su vida minuto a minuto, día a día a la lucha y que murieron en accidentes, por enfermedades o por edad avanzada y que lucharon en la primera línea de combate hasta el final de sus días.
Este año, se integra a esta lista de destacados antorchistas, un compañero muy querido por el antorchismo veracruzano: Andrés Chávez Pineda, quien desafortunadamente falleció el 22 de enero de 2025 a los 59 años y que fue un pilar fundamental del trabajo antorchista en el municipio de San Rafael y de esa región durante más de 40 años.
Andrés Chávez Pineda nació el 12 de abril de 1965 como el décimo hijo de una familia campesina en la comunidad El Pital, del entonces municipio de Martínez de la Torre y actualmente perteneciente al municipio de San Rafael, Veracruz.
Quienes lo conocieron desde pequeño, refieren que su vocación por ayudar a los demás se manifestó desde que era un niño que compartía los pocos bienes materiales de los que disponía con sus compañeros de la escuela y cuidaba de los más débiles.
Desde su época en la primaria demostró una gran inteligencia reflejada en sus buenas calificaciones. Como hijo de una familia campesina trabajó desde pequeño junto a su padre y sus hermanos en el cultivo del maíz, frijol y plátano, adquiriendo valores fundamentales como el valor, la honradez y un gran sentido de responsabilidad.
Desde muy joven se integró a la lucha agraria con la intención de conseguir un pedazo de tierra en el cual trabajar, en el grupo de solicitantes del Nuevo Centro de Población Ejidal Jicaltepec, a quienes el gobierno junto con los terratenientes les había arrebatado sus tierras que por resolución presidencial les pertenecía. Y en 1984 junto con otros 75 campesinos decidieron organizarse en las filas de Antorcha Campesina para reforzar su lucha por la formación del citado Nuevo Centro de Población.
La lucha fue muy dura, porque los solicitantes de tierra se enfrentaron al poder económico y político de los mayores terratenientes de la región de San Rafael y para frenar las chicanas legales de sus abogados se tuvieron que realizar muchas movilizaciones y plantones ante el gobierno estatal de ese entonces, así como ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A partir del 3 de noviembre de 1990 los campesinos apoyados por el Movimiento Antorchista Nacional instalaron un plantón frente al edificio de esta última dependencia en la Ciudad de México, plantón que duró 40 días y el 13 de diciembre de 1990 los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación autorizaron la formación del Ejido, que actualmente lleva el nombre 13 de Diciembre en el municipio de San Rafael, reconociendo el derecho de los campesinos.
La lucha de Andrés no concluyó con la consecución de las tierras; junto con sus compañeros lograron elevar la producción y productividad de sus parcelas; hacer frente a las adversidades de los desastres naturales que en varias ocasiones azotaron la región afectando gravemente sus cultivos; lucharon por la creación de escuelas desde el nivel preescolar hasta el bachillerato, un centro de salud, una unidad deportiva y los servicios básicos en la colonia. Se ha logrado también desarrollar la cultura, el deporte y la constitución de un grupo de transportistas.
Andrés Chávez se casó con la compañera Miguelina Sierra Pérez, con quien hizo una excelente pareja, quien también le ayudó a formar un equipo de trabajo para el desarrollo de la zona urbana del Ejido. Ella continúa con el legado de Andrés.
En 2011, fungió como síndico del ayuntamiento de San Rafael, cargo desde donde gestionó obras públicas, servicios y acciones para diversas localidades, congregaciones y colonias de la cabecera municipal.
Andrés Chávez Pineda también fue pieza clave en la formación de otros ejidos y colonias, como los ejidos Fraternidad Antorchista, Antorcha Campesina y Wenceslao Victoria Soto en el municipio de Tecolutla, los ejidos Chapachapa Buenavista y Emiliano Zapata en Nautla, el ejido Luis Córdova Reyes de Tlapacoyan y colonias populares en el municipio de Martínez de la Torre.
Como puede advertirse, Chávez fue un hombre desinteresado, que puso su energía y su inteligencia al servicio de la lucha por el desarrollo de su municipio y de su región, principalmente para mejorar la vida de los campesinos, los comerciantes, las amas de casa, los profesionistas, estudiantes y otros sectores trabajadores.
Era reconocido como un luchador social trabajador y exigente, pero con una gran calidad humana y sensibilidad ante los problemas de las personas, dichas cualidades le permitieron convertirse en un líder respetado, querido y admirado tanto dentro como fuera del antorchismo; preocupado por entender los fenómenos de la realidad, siempre fue un hombre estudioso y procuró estar informado de los acontecimientos relevantes del mundo, el país y su región. Herramientas que le dotaron de mucha agudeza para escuchar a sus compañeros, plantear soluciones a los problemas y orientar correctamente a quienes se le acercaban para recibir su consejo.
Su gran compromiso con la lucha revolucionaria y su ejemplo como hombre honrado y consecuente, lo convirtieron en una figura inspiradora para muchos otros jóvenes, hombres y mujeres, que se han incorporado a las filas del antorchismo. Un ex alcalde de su municipio dijo el día de su deceso: “La vida política de San Rafael en sus últimos 40 años, no se puede entender sin la participación de Andrés Chávez Pineda”.
Nuestro compañero Andrés Chávez nos legó un ejemplo de lucha y consecuencia, él, como todos nuestros compañeros antorchistas que se nos adelantaron en el camino, murió convencido de que es posible construir una sociedad superior al capitalismo, en la cual no exista tanta desigualdad ni pobreza, pero que para ello es indispensable la formación de un partido de los trabajadores. Andrés murió físicamente, pero vive en el corazón y la mente de miles de mexicanos.