Samuel Aguirre Ochoa
Ya hemos visto como el deporte ha venido evolucionando en las distintas etapas históricas conforme cambian las relaciones sociales de producción. Los ideólogos burgueses quieren hacernos creer que el deporte como mercancía es eterno, que así ha sido siempre y que así seguirá para la eternidad. Pero esto es falso. Así lo prueban los acontecimientos en los países en los cuales se han dado cambios económicos y políticos de fondo, en los cuales los obreros, los campesinos y demás sectores populares tomaron el poder en sus manos para cambiar las relaciones capitalistas de producción.
Con la revolución de octubre de 1917 en Rusia y el establecimiento del socialismo, la concepción del deporte, su estructuración y funcionamiento dio un giro radical: el deporte dejó de ser una mercancía y una práctica profesional. El objetivo era acercar el deporte a las masas y el desarrollo de las cualidades personales, el desarrollo del carácter del sujeto y del aspecto físico, así como el rechazo el deporte occidental, capitalista, asociado al elitismo.
Los soviéticos rechazaron participar en los Juegos Olímpicos revividos a fines del siglo XIX debido a su “carácter aristocrático” que inhabilitaba la participación obrera en los mismos y que para la burguesía el objetivo era obtener victorias a cualquier costo y establecer nuevos récords.
Por esta razón dieron luz a un evento deportivo similar en 1928, crearon la Espartaquiada, una demostración física y deportiva para preparar al proletariado en su lucha en la construcción del socialismo. La Espartaquiada soviética de 1928 superó a su adversaria, las Olimpiadas, en la cantidad de deportes en competencia (21 la URSS y 14 los Estados Unidos) y en participantes (7,125 y 2,883).
Conforme cambió la política económica de la Unión Soviética comenzaron a desarrollar deportes competitivos y de alto rendimiento y en 1934 se lanzó una política por parte del gobierno que instaba alcanzar y superar el récord de los burgueses, lo que implicó el surgimiento de un sector de deportistas exitosos que más adelante alcanzaron el rango de maestros de deportes. Pronto la URSS se convirtió en una potencia deportiva.
En 1952, cuando la Unión Soviética comenzó a participar regularmente en los Juegos Olímpicos, el papel de las Espartaquiadas cambió completamente. Ya no eran una alternativa a los Juegos Olímpicos, sino que el evento se convirtió en una importante fase práctica que ponía a prueba a los deportistas soviéticos antes de que asistiesen a grandes competiciones internacionales.
Un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela, España, del año 2018 nos muestra los resultados de 8 ediciones de los Juegos Olímpicos de 1852 a 1988 y demuestran que la URSS fue la que obtuvo mayor número de medallas, 815 en su totalidad, seguida por los Estados Unidos con 701: la URSS consiguió el mayor número de medallas de oro, 310 en total, contra 291 de Estados Unidos; de plata, el primero obtuvo 250 y el segundo 217 y de bronce 255 contra 193.
Así se demuestra que el deporte como una actividad para la formación de un hombre integral, sano física y mentalmente, con un carácter templado, disciplinado, con un espíritu triunfador y en el que participen las clases trabajadoras con una mentalidad nacionalista, es muy superior al deporte elitizado y mercantilizado que promueve el capitalismo.
Resultados similares ha obtenido China, en donde el deporte es utilizado para el desarrollo pleno de las potencialidades humanas y predominan las relaciones de producción socialistas, pues en la última justa olímpica en Tokio; China solo quedó una medalla de oro por debajo de los Estados Unidos y muy cerca en el medallero general.
Pero, ¿qué se puede hacer ante el actual panorama en dónde el capital tiene intervenido al deporte? En México, pocas son las voces que hablan del tema y los partidos políticos aplauden esta deshumanización del deporte.
El Movimiento Antorchista Nacional desde hace 48 años se ha propuesto impulsar el deporte, recuperarlo para el pueblo como un factor de libertad para los obreros, campesinos y de los sectores populares. Hemos ido creando una corriente deportiva con este espíritu en México y hemos alcanzado avances importantes en la creación de clubes y ligas deportivas en la mayor parte de los estados de la República. Antorcha influye en miles de deportistas con estas ideas revolucionarias, es cierto que nos falta mucho, pero hemos dado pasos importantes y tenemos la seguridad de que algún día no muy lejano arrancaremos el deporte de las garras del capital.
Hemos luchado por la construcción de espacios deportivos, estamos formando entrenadores con una filosofía proletaria y organizamos eventos deportivos en las colonias y pueblos, otros de carácter estatales y nacionales que tienen arraigo y prestigio.
Uno de estos eventos es la Espartaqueada Nacional Deportiva que cada dos años se organiza en Tecomatlán, Puebla, en la que participan miles de deportistas de todo el país. Son muchos los jóvenes atletas que han participado en ellas y que hacen infinidad de esfuerzos para poder asistir, pues dicha justa no tiene apoyo gubernamental. Los deportistas y sus entrenadores de la mano con sus padres y el Movimiento Antorchista deben realizar actividades económicas para recabar los dineros para sufragar los gastos.
Justamente estamos a unos días de la XXI edición de la Espartaqueada Nacional, que se llevará a cabo del 6 al 14 de mayo próximos en Tecomatlán. Las delegaciones de los distintos estados del país, con su respectivos selectivos, ya están listos para asistir y poner en práctica su talento deportivo, cultivado con el entrenamiento disciplinado y riguroso, con el espíritu original que los griegos de la antigüedad clásica le imprimieron al deporte.
Sabemos que todas las causas justas y grandes son difíciles, sin embargo, estamos dispuestos a vencer los retos que se presentan día con día. Al mismo tiempo, trabajemos en todo los demás aspectos de la vida para crear las condiciones del cambio de las relaciones capitalistas de producción.