Andi Uriel Hernández Sánchez
La respuesta no deja lugar a dudas: porque los poco más de 2 millones de palestinos que viven en la Franja Gaza son en su inmensa mayoría un pueblo pobre, prisionero en su propia tierra, perseguido y sistemáticamente asesinado desde hace más de 75 años por el ultra desarrollado ejército de Israel, un país artificialmente creado en Medio Oriente por el imperialismo norteamericano y las potencias occidentales europeas para afianzar sus intereses económicos y geopolíticos, un enclave de los grandes monopolios de las armas, la industria, los bancos y el comercio para avanzar en sus planes de dominación mundial. Defender a los palestinos es, pues, situarse del lado de los más débiles, de las víctimas que, como todo pueblo en la Tierra, únicamente pretende vivir en paz y en prosperidad.
Aunque los medios de comunicación llevan varias semanas presentando la agresión de Israel sobre la Franja de Gaza como una “guerra”, esto es totalmente falso. Los palestinos no tienen marina, ni ejército regular o fuerza área, tampoco poseen armas nucleares como sí los tiene Israel y, mucho menos, bases militares propias en su territorio. Ciertamente existen organizaciones radicalizadas como Hamás y otros grupos que utilizan la vía armada como táctica principal en su lucha por lograr la libertad de su pueblo y su reconocimiento como nación por parte de la comunidad internacional, pero estos son marginales y su potencia de fuego no se compara ni mucho menos con las enormes capacidades del ejército israelí, uno de los mejor armados y financiados del mundo.
El Dr. Abel Pérez Zamorano, respetado economista mexicano, escribió esta semana en la revista buzos de la noticia un artículo, que recomiendo leer ampliamente, en el que señala: “Se ha arrojado [por el ejército de Israel] un equivalente a la cuarta parte de una bomba nuclear sobre la franja de Gaza, dejando como saldo, al momento de escribir estas líneas, 4,385 palestinos muertos [hasta el momento se contabilizan ya más de 8 mil] y 13 mil heridos (el 70% son mujeres, niños y ancianos). Los bombardeos israelíes han destruido al menos 2,650 viviendas y causado graves daños a unas 70,000 unidades residenciales. Han quedado en escombros 71 escuelas, 145 instalaciones industriales, 61 sedes de medios de comunicación y 18 mezquitas”. Aquí no cabe duda de que son los palestinos el pueblo agredido e Israel, la potencia militar agresora.
No conforme con el asedio militar, Israel bloqueó totalmente los accesos a la Franja de Gaza desde el 7 de octubre y hasta el 22 de octubre (más de 15 días), por lo que más de 2 millones de personas fueron privados de alimentos, medicamentos, agua potable, electricidad y combustible. Asimismo, en el ataque a los palestinos, el ejército de Israel ha utilizado armas prohibidas por el Derecho Humanitario como el fósforo blanco, lo que ha provocado que la inmensa mayoría de los países de la comunidad internacional condenen el genocidio perpetrado por Israel sobre los palestinos, pues han cometido todo tipo de crímenes de guerra de forma totalmente impune, patrocinados por Estados Unidos y sus lacayos europeos, los mismos que antes se rasgaron las vestiduras por la “invasión” de Rusia a Ucrania y que pidieron que el presidente ruso, Vladimir Putin, fuera juzgado por crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional de La Haya, son los mismos que ahora guardan total silencio y brindan todo su apoyo económico y militar a los israelitas.
No debería extrañarnos este doble racero del imperialismo, después de todo, ellos siempre han estado detrás de la colonización de las tierras de Palestina por judíos europeos y norteamericanos y han alentado el despojo sistemático del pueblo palestino. Israel no siempre existió como país, fue creado hace apenas 75 años. Pero fue bajo la dominación de Gran Bretaña sobre el territorio palestino a finales de la Primera Guerra Mundial (1919-1920) que llegaron los primeros colonos judíos sionistas provenientes de Europa para apropiarse ilegalmente de estas tierras, que los árabes palestinos habitaban cuando menos desde hacía 1300 antes según los registros históricos.
Ya desde 1929 estallaron los primeros disturbios entre los palestinos y las demás etnias que habitaban este territorio y los judíos recién llegados, que por esas fechas representaban apenas el 3% de la población de Palestina. Con la persecución de los nazis sobre los judíos, entre 1922 y 1935 se aceleraría la migración de judíos hasta Palestina, pasando de representar el 9% hasta llegar al 27% de la población. A pesar de ser una población menor, la Asamblea General de la ONU, regenteada por Estados Unidos, aprobó en 1947 la creación de Israel, como un país únicamente para los judíos sionistas que ocuparían el 56% del territorio palestino, entregándoles los litorales y las tierras más fértiles, mientras que a los palestinos se les permitió vivir solo en el 46% del que fue su territorio histórico por más de 13 siglos, arrojándolos a vivir además en las tierras más áridas e improductivas como la Franja de Gaza y Cisjordania, no conforme con esto, inmediatamente en 1948 el nuevo Estado de Israel desataría una guerra contra los palestinos para quedarse con el 77% del territorio.
A partir de este momento y hasta el presente, los palestinos han sido perseguidos permanentemente, reduciendo el territorio que habitan, hasta llegar al confinamiento de 2 millones de ellos en la Franja de Gaza, un pequeño territorio de 365 kilómetros cuadrados, totalmente rodeado por alambres y torretas de vigilancia de Israel, una verdadera prisión a cielo abierto. Ahora, Israel libra una nueva cruzada de exterminio sobre este pueblo y, como en todo este tiempo, los grandes medios de comunicación estadounidenses tratan de tergiversar la realidad de los hechos.
En las últimas horas se han recrudecido los bombardeos sobre Gaza y cada vez existe un mayor bloqueo informativo para evitar que las imágenes de dolor, sangre y destrucción lleguen a la opinión pública mundial, sobre todo, a través de las redes sociales, por ello, es menester que utilicemos otras vías para informar al mundo la gravedad de los crímenes de Israel sobre los palestinos.
En este sentido, los mexicanos organizados en el Movimiento Antorchista Nacional, condenamos enérgicamente las atrocidades de Israel y de sus patrocinadores, los monopolios multimillonarios del imperialismo mundial. Creemos necesario realizar manifestaciones públicas y pacíficas este martes 31 de octubre en las ciudades más importantes del país, para informar con la verdad a los ciudadanos de a pie y para exigir paz en territorio palestino. Ojala la opinión pública que no se deja confundir ni engañar, apoye estas acciones de solidaridad y comprenda bien las causas de nuestras movilizaciones.