Andi Uriel Hernández Sánchez
Se trata de una verdad irrefutable. En el mundo cada vez se agudiza más la confrontación entre el imperialismo rapaz, encabezado por Estados Unidos y sus vasallos europeos y asiáticos, por un lado, y un grupo de naciones aglutinadas en torno a China y Rusia que se oponen a la unipolar occidental (imperialista) y pugnan por el nacimiento de un mundo multipolar, en donde el desarrollo sea compartido entre todos los países de la Tierra. Todo indica que este segundo gran bloque, que cada día gana más partidarios a su causa, pronto provocará la caída definitiva del imperialismo mundial.
Se ha dicho ya que la guerra en Ucrania, es en realidad un conflicto entre la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, y Rusia. Un conflicto gestado en los últimos años, con la intención de doblegar a los rusos, desmembrar el inmenso territorio de su nación, apoderarse de sus valiosos recursos naturales y explotar su mano de obra. De paso, el imperialismo estaría eliminando a uno de sus principales rivales, pues se trata de la nación con el armamento y la tecnología militar más desarrollada de todo el planeta y una novena parte de la superficie terrestre. Tras su hipotética victoria, el imperialismo tendría manos libres para avanzar militarmente sobre China, la otra gran potencia rival, con la economía más vigorosa del mundo, para someter luego al mundo entero.
En Ucrania no se defiende “la democracia”, tampoco los valores universales ni los derechos humanos, sino la hegemonía norteamericana y “el mundo basado en reglas” que los grandes multimillonarios del planeta, quienes se encuentran detrás de los gobiernos imperialistas y sus ejércitos han venido construyendo los últimos 70 años. Los grandes oligarcas norteamericanos son los herederos legítimos del nazismo de Hitler y de su ideología supremacista y neo colonialista.
Son los grandes industriales de la tecnología, las armas de destrucción masiva, los poderosos bancos y las grandes cadenas comerciales e industriales quienes combaten en Ucrania al mundo multipolar que está naciendo, porque de lo contrario no podrán controlar todas las riquezas del planeta y no podrán explotar a sus anchas a las clases trabajadoras del mundo entero.
Sin embargo, todo parece indicar que la derrota del imperialismo en Ucrania es inminente. La semana pasada la prestigiosa revista de análisis político, buzos de la noticia, publicó un reportaje titulado “Ucrania será la primera batalla ganada en el mundo que está naciendo” del periodista Sergio Rodríguez Gelfenstein, en el que se pueden leer los siguientes extractos: “El cuatro de noviembre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, advirtió que el gobierno de EE.UU. ‘se está quedando sin fondos para financiar los envíos de armas a Ucrania’, la vocera afirmó que van a comenzar a entregar ‘paquetes más pequeños de ayuda [económica]’… el ministro de Finanzas de Ucrania, Serguéi Marchenko, informó a la opinión pública que su país se enfrenta a un déficit de 29 mil millones de 2024, por lo que sin la ayuda de sus aliados occidentales difícilmente podrá ser superado ese escollo [léase ganar la guerra]”. Lo anterior quiere decir que se están quedado sin fondos para financiar la ofensiva militar sobre Rusia.
“El propio comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, general Valeri Zaluznhy, admitió en una entrevista para la revista británica The Economist, que Rusia estaba en una mejor posición en el conflicto armado, la entrevista de Zaluznhy causó descontento y desmoralización en Ucrania y terror entre algunos de sus aliados… Echándole más leña al fuego, el cinco de noviembre, el ex asesor del jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Alexéi Arestovich, señaló su conformidad con Zaluznhy al afirmar que Ucrania no podía, en las condiciones actuales, derrotar a Rusia en el campo de batalla”. Esto significa que desde Ucrania misma se escuchan voces que vaticinan la derrota del imperialismo, su fracaso en su intentona militar contra Rusia.
Hay más. “Desde el cuatro de junio (fecha de inicio de la contraofensiva ucraniana), las fuerzas armadas de Ucrania han tenido 90 mil bajas, así como 557 tanques y mil 900 vehículos blindados han sido destruidos… Hasta el momento Occidente ha enviado a Ucrania 595 tanques y mil 550 vehículos blindados”. Lo cierto es que la contraofensiva resultó ser un desastre en términos militares y ahora Ucrania se ha quedado sin recursos para realizar otra operación a gran escala. “El propio Washington Post ha señalado que hubo una posibilidad de resolver diplomáticamente el conflicto, pero ya ha desaparecido, toda vez que Rusia tiene una ventaja en el frente y es poco probable que se congele”. No hay salida, el imperialismo sufrirá un grave revés en Ucrania y, por ello, esta será, tal vez, “la primera gran batalla ganada en el mundo que está naciendo”.
Cada vez parece imponerse más entre los analistas serios e independientes, la idea de que efectivamente con la derrota de la OTAN en Ucrania comenzará el desmantelamiento del sistema imperialista mundial y del capitalismo en su forma más rapaz, para dar paso a un mundo más habitable para todos, sin guerras ni extrema pobreza o creciente desigualdad social, que es como lo propugnan las naciones que preconizan el multipolarismo.
Este proceso, sin embargo, no será sencillo, ya vemos como la bestia herida de muerte da coletazos como en Palestina y que es, desde mi apreciación basada en diversos análisis, un intento del imperialismo por sembrar el terror entre las naciones débiles del mundo, desviar la atención de su derrota en el frente ucraniano y provocar un conflicto bélico mayor en Medio Oriente, enfrentando a las naciones árabes entre sí o provocando una guerra más amplia contra Irán. El genocidio del que son víctimas los palestinos de Gaza desde hace más de 50 días es, sin embargo, cada día más repudiado por los pueblos del mundo que exigen se ponga un alto a la masacre realizada por Israel y financiada por Estados Unidos.
Tampoco podemos ignorar que ciertamente en algunas partes del planeta parecen fortalecerse corrientes ideológicas y políticas reaccionarias y ultra conservadoras, tal como ocurre en América Latina con el ascenso al poder de estas corrientes en Argentina, Perú, Ecuador y El Salvador, sin embargo, estos bandazos son señales de que los pueblos trabajadores y empobrecidos del mundo se encuentran inconformes y sin brújula, por lo que sucumben ante los cantos de sirena de los curanderos sociales o ante las locuras y ocurrencias de los más estridentes personajes y las más nefastas ideas retardatarias que les prometen resolver sus carencias y necesidades como por arte de magia.
Estamos frente al nacimiento de un nuevo periodo en la historia de la humanidad y urge, por tanto, poner manos a la obra en la construcción de verdaderos movimientos populares que hagan que en este nuevo mundo que se forma, los intereses de las clases trabajadoras: obreros, campesinos, comerciantes, trabajadores informales, etc., tengan cabida y, sobre todo, que estos sectores tengan brújula, una estrella polar que los guíe, en la construcción de un mundo más humano y justo, un mundo en donde podamos superar al capitalismo, como un modo de producción caduco incapaz de generar bienestar a la inmensa mayoría de la población.
La tarea de los proletarios del mundo entero es, pues, dar forma a estos amplios movimientos sociales, a los partidos políticos que representen y defiendan verdaderamente los intereses de las clases trabajadoras, que se en su mayoría se encuentran confundidas por toda una maraña ideológica y que han abandonado al marxismo-leninismo como la única ciencia social válida y capaz de guiar a la humanidad hacia un mejor porvenir.
En México, los integrantes del Movimiento Antorchista Nacional hemos asumido esta difícil tarea como propia y, por ello, defendemos y saludamos efusivamente el nacimiento de un mundo multipolar, conscientes de que esto no resolverá automáticamente los problemas de la gente más humilde, simplemente quizá permita que la lucha de ésta sea menos tortuosa y, sobre todo, abrirá la posibilidad para transitar a una sociedad superior, más elevada, donde lo importante no sea el afán de ganancia y acumulación de riqueza de unos cuantos multimillonarios sino la felicidad y el bienestar de la mayoría de los seres humanos sobre la Tierra.
El mundo está cambiando aceleradamente y tenemos que ponernos a la altura de estas circunstancias.