Andi Uriel Hernández Sánchez
En la actual contienda por la presidencia de la República y por los escaños del Congreso de la Unión, las dos principales fuerzas políticas en contienda han asumido como parte central de su discurso la defensa de la democracia en México, más concretamente, el derecho del “pueblo” a elegir a sus gobernantes.
La coalición encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo, asegura que en las próximas elecciones del 2 de junio solo existen dos caminos: o apostar por el avance de la transformación democrática del país (aunque nunca se haya definido en qué consiste) o la vuelta al pasado de corrupción que representaron los gobiernos anteriores, en el que las decisiones del país las tomaban unos cuantos beneficiarios de dicha corrupción.
Por otro lado, desde hace varios meses los partidos de oposición, que ahora impulsan la candidatura de Xóchitl Gálvez han criticado el talante autoritario y dictatorial del presidente López Obrador, que durante su sexenio ha impulsado reformas legales con la finalidad de debilitar la división de poderes, desaparecer organismos autónomos y concentrar todo el poder público en sus manos. Y aunque el presidente se diga un demócrata, en los hechos va buscando consolidar la dictadura de una sola persona.
Asimismo, el oficialismo critica el hecho de las decisiones políticas del país, en el pasado no las tomaba “el pueblo” sino un reducido grupo de privilegiados “la mafia del poder” para beneficiarse ellos y dejar a las grandes masas sumidas en la pobreza. Esto a simple vista parece una crítica acertada.
Sin embargo, oculta el hecho de que los grandes multimillonarios de México y los beneficiarios principales de las acciones del gobierno morenista continúan siendo los mismos de siempre. El presidente López Obrador ha reconocido en sus mañaneras que durante su gestión ningún gran empresario perdió dinero y los datos revelan que las personas más ricas del país aumentaron exponencialmente sus fortunas.
Para muestra un botón: A finales de noviembre de 2018, antes de que iniciara el gobierno del presidente López Obrador, la fortuna de Carlos Slim ascendía a 49 mil 100 millones de dólares y durante este sexenio se incrementó en 53 mil 900 millones de dólares, alcanzando la escandalosa cifra de 103,000 millones de dólares. Y lo mismo puede decirse de Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea el dueño de las mineras o la familia Servitje de Grupo Bimbo.
Otro dato: Durante la pasada Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero, los grandes banqueros de México agradecieron a López Obrador el hecho de que durante su gobierno las ganancias de los bancos alcanzaron la histórica cifra de 843 mil 288 millones de pesos. Algo nunca antes visto.
Esto demuestra que la estructura económica del país sigue sin ningún cambio, continúa estando diseñada para favorecer la concentración de la riqueza y, por tanto, los grandes magnates siguen siendo los dueños del poder económico y político del país. Es falso, pues, que ahora sea el pueblo quien gobierne, siguen siendo los privilegiados de siempre.
Por ello, en el reciente acto de aniversario de la fundación de las colonias El Tejolote y Melchor Ocampo en Ixtapaluca, el Ing. Aquiles Córdova Morán, líder nacional del Movimiento Antorchista Nacional llamó al pueblo trabajador de México a defender su derecho de organización, porque solo de esta manera puede hacer escuchar su voz, defender colectivamente sus derechos y participar de manera efectiva en la vida democrática del país.
Más aún, el Ing. Córdova Morán llamó al pueblo trabajador a dar la lucha política por el poder del Estado, pero para ello la condición necesaria es que se trate de un pueblo organizado y politizado. “Porque sin organización el pueblo no tiene salvación en la Tierra y educar al pueblo, implica llevarlo por la ruta que conduce a la lucha política abierta por el poder del Estado, por lo que llamamos el gobierno del país, porque actualmente está en manos de lo que favorecen las fortunas de los ricos”
Porque quien no tiene en sus manos el poder del Estado no puede cambiar el país, por eso una vez que el pueblo trabajador conquiste este poder finalmente se podrá corregir el rumbo de México para, entre otras cosas, destinar el grueso del gasto del gobierno y de la riqueza de la Nación para beneficio de las clases populares.
“Entonces y solo entonces tendremos una medicina mejor que la de Dinamarca, el pueblo se encargaría de que fuera así porque el pueblo sería gobierno. Entonces tendríamos educación de calidad, porque nos hemos rezagado de los avances de la ciencia y la técnica, pero si el pueblo toma el poder podremos salir del atraso en el que nos encontramos. Entonces habrá empleo de calidad y vivienda para los mexicanos”.
Sin embargo, todos esos cambios sólo serán posibles con una forma nueva y distinta de participación democrática del pueblo. Casi al finalizar su discurso el maestro Aquiles Córdova sentenció: “Nosotros los antorchistas sí que instauraremos un verdadero gobierno democrático”.
“Porque los reuniremos a ustedes, porque el pueblo reunido es el mecanismo verdadero a través del cual el pueblo puede ejercer la democracia. Un pueblo que no tiene mecanismos o medios para ejercer la democracia, aunque le digan que manda es falso, porque para mandar el pueblo debe saber cómo ejercer el poder popular.”
Así pues, la verdadera democracia popular implica la participación activa y organizada de las clases trabajadoras, de los sectores populares, no solamente ejerciendo su voto el día de las elecciones, sino principalmente vigilando y exigiendo que su gobierno cumpla con sus funciones y ponga en práctica las políticas sociales necesarias para mejorar realmente la vida de la gente.
Esta forma de concebir y ejercer la democracia no es ajena ni novedosa para los antorchistas, llevamos ejerciéndola, aunque con ataques, desde hace 50 años, enseñándole a los sectores populares de México a defender sus derechos y obligar a los gobernantes a obedecerlos.
Todas las luchas y movilizaciones que hemos encabezado han sido escuelas políticas para cientos de miles de campesinos, colonos, amas de casa, obreros, comerciantes, profesionistas y estudiantes, una fase de preparación para formar una inmensa fuerza social y un partido de vanguardia con un programa científico, capaz de conquistar el poder de México y ponerlo verdaderamente al servicio de las mayorías. Los antorchistas hemos aprendido mucho y ahora estamos prestos para la lucha decisiva.