El pasado jueves 4 de octubre, en una interesante entrevista para Canal 6, Aquiles Córdova Morán, Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, realizó un análisis critico de la situación actual del país y de los problemas que enfrentará el nuevo gobierno federal. Destacando como uno de los principales, la urgente necesidad de impulsar el crecimiento económico del país y combatir la desigualdad social.
Para el líder antorchista, a pesar de los discursos triunfalistas, el problema esencial de México sigue siendo la desigual distribución de la riqueza nacional, pues durante el sexenio lopezobradorista ésta se concentró más en las manos de unos cuantos magnates. Actualmente, los 14 mayores multimillonarios del país, concentran el 48% de la riqueza nacional.
Lo que es una señal inequívoca de que el modelo económico neoliberal sigue gozando de cabal salud, muy a pesar de los decretos presidenciales que anunciaron su aniquilamiento. Y es que el neoliberalismo, como fenómeno económico mundial, no puede abolirse a decretazos.
El neoliberalismo es un modelo que la inmensa mayoría de los países de libre mercado implantaron entre los años 70´s y 80´s, cuya esencia consiste en recortar prestaciones a los trabajadores de las fábricas y el campo, como reducir salarios y aumentar la edad de jubilación, y también que promueve la privatización de los servicios sociales que muchas constituciones en el mundo reconocen como obligación de los gobiernos, como educación gratuita, salud de calidad, apoyo a la vivienda, servicios básicos, etc.
Dicho modelo fue impuesto a México, por los Estados Unidos a finales de la década de los ochenta, su punto culminante llegó con Salinas de Gortari y con AMLO sigue vivo y coleando, pero enfrentando graves problemas derivados de su decadencia.
El líder antorchista citó datos oficiales para demostrar que durante todo el sexenio de AMLO, el Producto Interno Bruto del país apenas creció a un ritmo del 0.81% y eso provocó que el ingreso per cápita, o sea lo que resulta de dividir el total del PIB por el número de habitantes del país, también decreciera en 1.3%. Razón por la cual, no puede ser verdad que la pobreza se haya reducido en el sexenio, al contrario ésta se ha vuelto más grave.
Aunque el Ing. Córdova Morán reconoció como aspectos positivos la instrumentación de los programas sociales para la población más vulnerable y el aumento a los salarios de los trabajadores formales, dichos beneficios para las clases populares “cuelgan de alfileres”, porque no son resultado de un aumento generalizado de la riqueza nacional.
Los programas sociales, que según el ex presidente López Obrador llegaron a más de 30 millones de mexicanos, fueron posibles por la reorientación del presupuesto público, que no ha crecido, y se instrumentaron a costa de recortar dinero a otras áreas importantes como la seguridad, salud, educación, obras públicas, etc. O sea, una medida de corte neoliberal. Esta política no es sostenible en el largo plazo, por lo que pronto quizá veamos recortes a los propios programas.
Por otro lado, el salario de los trabajadores no creció como resultado de un aumento de la productividad en las fábricas y las empresas, o sea, como resultado de que ahora se produzca más riqueza en mucho menos tiempo que antes. Los salarios se pusieron a tono con el incremento de algunos precios de productos básicos, pues presentaban un rezago de casi el 100%.
Pero los salarios no seguirán creciendo a menos que se incentive la inversión extranjera directa y que aumente la inversión pública del gobierno, rubros que decrecieron con AMLO. También se requiere impulsar el desarrollo científico, generar nuestra propia tecnología, mejorar las vías de comunicación, los puertos y aeropuertos y preparar mano de obra altamente calificada.
De lo contrario se ve difícil que el PIB del país crezca al 2.5% que ha prometido el gobierno y que es indispensable para mantener y aumentar los beneficios en favor de los sectores desprotegidos. Si no ocurre así, sobrevendrá el fracaso de la administración federal, algo que nadie desea.
Fiscalía improductiva, fiscalía represiva
El dato es escandaloso: solo el 5% de las carpetas de investigación iniciadas por la Fiscalía General de Veracruz han culminado en la vinculación a proceso de algún sospechoso. Durante todo el sexenio cuitlahuista, este órgano supuestamente autónomo no sirvió para hacer justicia a los veracruzanos sino para perseguir y reprimir a los opositores.
En las cárceles veracruzanas hay decenas de presos políticos. En todos los casos la justicia federal ha cuestionado el desaseo en la integración de las carpetas de investigación y la falta de pruebas concluyentes.
Lo más lamentable es que la “carnicera de hoy”, Verónica Hernández Giadáns, la fiscal impuesta por Eric Cisneros, va camino a convertirse en una “res del mañana”.