ALBERTO ISLAS RESUELVE LOS PROBLEMAS DE LA GENTE, NO LA REPRIMAS

Samuel Aguirre Ochoa

El pasado martes 30 de septiembre un grupo de habitantes de varias colonias del municipio de Xalapa afiliadas al Movimiento Antorchista, decidieron hacer una protesta pública, primero en la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS) del municipio de Xalapa y, después, en los bajos del palacio municipal. El motivo de esta movilización fue para solicitar a ambas dependencias la solución de demandas de primerísima necesidad como son:

  1. Mantenimiento de las ollas de drenaje que se encuentran entre la colonia Margarita Morán 1 y el fraccionamiento Las Fuentes, pues todos los días se desbordan las aguas negras que generan hedor y encharcamiento en las calles, situación que empeora con las lluvias y el desbordamiento ha provocado daños en las banquetas y han generado focos de infección entre los ciudadanos. 2. Canalización de aguas negras en la calle prolongación José Mancisidor de la colonia Emiliano Zapata, los socavones que el agua ha generado ya han derrumbado dos casas. 3. Desazolve de 700 fosas sépticas en la colonia 6 de junio que se encuentran saturadas y que se han convertido en focos de infección. 4. Introducción del agua potable en las colonias Unión Antorchista, Ampliación Fraternidad y Humberto Aguirre Cruz. 5. ⁠Colocación de tomas de agua domiciliarias en diversas colonias 6. Encalizado de calles en las colonias Humberto Aguirre Cruz, Margarita Morán 2, 6 de junio y Ampliación Moctezuma.

Cómo podemos ver se trata de demandas legítimas y sumamente necesarias para la salud y el bienestar de las familias que viven en estos asentamientos. Las peticiones ante las autoridades son un derecho establecido en el artículo octavo de la Constitución de la República. De la misma manera, las movilizaciones y protestas están garantizadas en el artículo noveno de la Carta Magna, ley máxima que fue la resultante de la lucha del pueblo de México durante la Revolución Mexicana que inició en 1910 y culminó en el Constituyente de Querétaro en 1917.

Estas demandas están justificadas en el hecho de que todos los ciudadanos pagan impuestos y el gobierno tiene la obligación de devolvérselas en forma de obras. El agua es un derecho humano garantizado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Pero resulta que, en lugar de atender y resolver estas peticiones, el alcalde xalapeño Alberto Islas Reyes, orquestó una campaña de desprestigio en los medios de circulación estatal en contra de los antorchistas, acusando a los dirigentes de querer dinero para ellos, de ser unos chantajistas, de estar cometiendo delitos y remató con la amenaza de encarcelarlos.

De nuevo se pone de manifiesto que este gobierno no resuelve los problemas de la población y, por el contrario, amenaza con la represión, violando con ello los preceptos de la Constitución de la República, mencionados arriba, a pesar de que en el discurso se autodenominan un gobierno de izquierda que tiene como propósito fundamental resolver los problemas de la población más pobre del país.

¿Cuál es la explicación de fondo de la actitud de Alberto Islas? La respuesta es la siguiente:

Vivimos en una sociedad de carácter capitalista y, aunque muchos lo nieguen, existe la lucha de clases. Y ¿Qué es la lucha de clases?

Carlos Marx señaló en 1848 que “toda la historia de la sociedad humana, hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases”. Y definió como la lucha que se da “entre opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras veces franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases en pugna”.

También definió al Estado, como un aparato especial de represión, que surgió en el momento en la sociedad se dividió en clases sociales con intereses antagónicos, y en la cual una clase social se apropia del trabajo de otra clase social y la explota en su favor, a través de la extracción de plusvalía, es decir, del trabajo no pagado a los obreros. Sus características esenciales son la existencia de un ejército permanente, la burocracia, el sistema de leyes, las instituciones judiciales, los informantes y sicarios a sueldo.

El gobierno, tal y como lo conocemos, forma parte del Estado y es falso que su papel sea la impartición de justicia por igual a todos como quieren hacernos creer, en realidad los gobernantes están al servicio de las clases ricas y les sirve para reproducir las relaciones de producción.

Ya en otras ocasiones he sostenido que los gobiernos de Morena no están al servicio de la gente pobre como ellos lo sostienen, sino que están gobernando para el gran capital nacional e internacional, de los grandes monopolios que controlan ramas enteras de la producción.

Este hecho lo podemos observar en que los grandes magnates de México incrementaron sus fortunas de manera impresionante durante la administración de López Obrador, tal como sucedió con Carlos Slim, dueño de Telmex, Telcel, Banco Inbursa y Grupo Carson y de negocios en múltiples ramas desde la construcción y en el sector energético; Germán Larrea, dueño de Grupo México con negocios en la minería, transportes e infraestructura y que está por adquirir parte de Banamex; Alejandro Bailleres, dueño de Grupo BAL, con negocios en el sector financiero como son Seguros GNP y en el sector comercial con tiendas como Palacio de Hierro, y Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, Banco Azteca, tiendas Elektra y empresas en el sector financiero.

También en el sexenio de López Obrador, crecieron las ganancias de los grandes banqueros, que en su mayoría son extranjeros. Entre 2019 y 2024, las ganancias acumuladas de los bancos sumaron un billón 178 mil 323 millones de pesos, 68% más que durante el sexenio anterior y fueron las ganancias más altas de la historia de nuestro país.

Estos personajes tienen el poder económico y controlan prácticamente todos los medios de producción, lo que les da la posibilidad de imponer gobernantes y decidir quien gobierne en México.

Y lo que ocurre a nivel nacional se replica a nivel municipal: los gobernantes son impuestos por los millonetas de Xalapa y del estado. Alberto Islas Reyes es un esbirro de los dueños del poder económico en la capital veracruzana, gobierna para ellos y vela por sus intereses. Es por eso que, ante la exigencia de un grupo de gente humilde, el alcalde interino de Xalapa respondió como lo hizo: amenazando con reprimir a los manifestantes y orquestando una campaña de desprestigio en los medios de comunicación, o ¿no es así Israel García?

No nos sorprende la actitud de un individuo gris, de un leguleyo, que ahora de rebote llegó a la presidencia municipal sin ningún mérito en el terreno de la lucha social; su papel se reduce a obedecer las órdenes de sus jefes políticos encumbrados en la administración estatal. Su despacho colaboró con el gobierno estatal morenista para sepultar las demandas laborales de los trabajadores de diversas dependencias del gobierno estatal.

Y tampoco nos sorprende la actitud de los sicarios que, desde perfiles anónimos disparan estiércol al por mayor en contra de los dirigentes de Antorcha. En la teoría política está claramente definido su papel de traidores, soplones y lamebotas del poderoso. Tenemos claro quiénes son estos sicarios, pero por lo aborrecible y despreciable de su trabajo no merecen que se les mencione. Son unos traidores de los intereses y de las aspiraciones de las clases trabajadoras en su lucha por conquistar mejores condiciones de vida.

Con las acciones de Alberto Islas Reyes se refuerza la idea de que la suerte de que las clases trabajadoras no mejorará dentro del sistema capitalista de producción; que la desigualdad y la pobreza continuarán incrementándose, peor aun cuando la economía no está creciendo y el gobierno del país está adquiriendo una deuda millonaria para cubrir los famosos apoyos del Bienestar, la inseguridad está cada vez peor y ya no digamos la corrupción que conforme avanza el tiempo se destapa el cochinero de los funcionarios del actual gobierno, tal como se ha difundido a través de los medios informativos en los últimos días.

Cada acción represiva que cometa Alberto Islas Reyes y sus padrinos políticos es una enseñanza para que las clases trabajadoras veracruzanas: del carácter servil y lacayuno de los funcionarios municipales, de que el sistema capitalista está agotado y que es necesario prepararse para construir un nuevo modelo económico mejor, en el que no haya tanta injusticia, desigualdad y pobreza.

Desde aquí le digo a Alberto Islas que es falso que los dirigentes de Antorcha hayan ido a pedir dinero al ayuntamiento, fueron a exigir que cumplieran lo que ellos prometieron que harían pero que no han hecho: resolver los problemas de la gente pobre, de un sector de la población pobre de Xalapa, gente trabadora y honrada que vive de su trabajo diario. Es su derecho hacerlo y lo seguirán haciendo con valor y energía, le duela a quien le duela.